Máquinas de algodón de azúcar: la gran revolución de la confitería

Los italianos inventaron el algodón de azúcar en el siglo XV, pero la llegada de las máquinas popularizó este dulce en el XIX

Los italianos, además de ser expertos en pasta y pizzas, atesoran un bagaje culinario en el que se pueden encontrar algunas curiosidades que nos endulzan la vida.

El algodón de azúcar se lo debemos a ellos. Hacia el año 1400, los cocineros transalpinos ya calentaban el azúcar hasta hacerla líquida, y luego, con un tenedor o algo parecido, formaban finos hilos con los que elaboraban formas enredadas a modo de decoración de otros postres. Pero se tardaba mucho en preparar esas dulces hebras de algodón de azúcar, por lo que su uso quedó reducido a una exquisitez especial.

A finales del siglo XIX, unos fabricantes de caramelos crearon una máquina capaz de hacer este trabajo de forma automática, lo que permitió producir más cantidad de algodón de azúcar y popularizarlo como dulce. El invento fue presentado en la Feria Mundial de Francia con el sugerente nombre de Fairy Floss (Seda de Hadas), y cuatro años después en la Feria Mundial de Saint Louis, en Estados Unidos.

La máquina de algodón de azúcar llegó poco a poco a las tiendas de comestibles, que lo vendieron con el nombre de Sugar Spun (hilado de azúcar). En 1940 se mejoró la tecnología del aparato, consolidando su expansión.

Aquellas tradicionales máquinas siguen vigentes hoy. Cinin te ofrece la posibilidad de comprar o alquilar una máquina de algodón de azúcar para hacer las delicias de los niños... Y de los "no tan niños". Preciosas máquinas con carro decoradas al estilo vintage para preparar raciones al gusto del popular y siempre delicioso Cotton Candy.

Prepara el azúcar, añádelo a la máquina, agrega el colorante y... ¡Listo! Así de fácil. En unos minutos tendrás tu deseado algodón dulce. ¡Y a disfrutar de la suavidad del algodón y de la facilidad con la que se disuelve en tu boca!